Las personas son más propensas a dejar de fumar, empezar a hacer ejercicio y adelgazar si comparten estos cambios con su pareja, según revela un estudio sobre matrimonios de Inglaterra.
23 de enero de 2015 |Por Kathryn Doyle, Reuters Health.

Las personas son más propensas a dejar de fumar, empezar a hacer ejercicio y adelgazar si comparten estos cambios con su pareja, según revela un estudio sobre matrimonios de Inglaterra.
La autora principal, Jane Wardle, del University College de Londres, aseguró que las parejas tienden a compartir los hábitos nocivos, pero
esta es la primera vez que se estudia a una población para detectar si las parejas son propensas a cambiar.
"Claro que no estudiamos 'por qué', sino solo 'si', pero seguramente la contención social y compartir el problema sería positivo. Hasta podría existir algo de competencia", dijo Wardle.
Más de 3.500 parejas casadas o que convivían juntos, compuestas por individuos de más de 50 años de edad de Inglaterra, respondió cuestionarios sobre los hábitos de salud en el 2000 y el seguimiento incluyó nuevos cuestionarios y visitas de enfermeros.
Según los resultados, publicados en la revista JAMA Internal Medicine, apenas un 8 por ciento de los hombres de las parejas en las que las mujeres siguieron fumando pudo abandonar la adicción. Pero si la pareja también dejaba de fumar, el 48 por ciento tenía éxito en su intento. Lo mismo ocurrió con las mujeres y sus parejas.
Casi el 70 por ciento de los hombres aumentó el nivel de actividad física cuando se sumó su pareja, comparado con el 26 por ciento de los hombres que ejercitaban solos.
El 15 por ciento de las mujeres adelgazó por lo menos el 5 por ciento de su peso corporal si su pareja no la acompañaba, comparado con el 36 por ciento de las mujeres que adelgazaban junto con sus parejas.
La posibilidad de éxito crecía si las parejas modificaban positivamente sus hábitos que si ya tenían hábitos saludables. Aun así, los fumadores que convivían con no fumadores eran más propensos a dejar de fumar y los sedentarios que vivían con una persona activa eran más propensos a empezar a moverse que aquellos con parejas más parecidas.
Convivir con una pareja con peso normal no aumentaba la posibilidad de adelgazar, pero si un integrante con sobrepeso empezaba a adelgazar se triplicaba la posibilidad de que su pareja lo acompañara.
"Las parejas quizás ignorarían (o aceptarían) más fácilmente las diferencias de peso sin sentir presión para cambiar o es posible que las diferencias de peso no se manifiesten en la alimentación diaria", dijo Wardle.
"En cambio, si el esposo no fuma (por ejemplo), quizás pida que la esposa no fume y si sale a hacer ejercicio, es posible que aliente a su pareja a acompañarlo", agregó.
"Mientras que el estudio demuestra una relación entre las conductas de las parejas, no pudo aislar el motivo", dijo por correo electrónico Jennifer Roberts, que no participó del estudio, pero analizó la correlación de la obesidad en las parejas en la Universidad de Sheffield, Reino Unido.
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